El expresidente Toledo pierde el recurso en el que pedía la nulidad de la moción de censura y que convirtió a Miguel Angel Domínguez en el presidente actual. Además, le impone las costas judiciales del proceso.
La Federación de Automovilismo de Las Palmas y su actual presidente (en funciones por las próximas elecciones) Miguel Angel Domínguez, han sido ratificados totalmente en la última instancia judicial de nuestra comunidad autónoma, el Tribunal Superior de Justicia de Canarias, tras desestimar el recurso presentado por el expresidente Miguel Angel Toledo, en el que se pedía la anulación de la moción de censura presentada contra él, después de su primer año de mandato. Además, con imposición de las costas judiciales al recurrente.
De esta forma se pone fin al proceso, donde Toledo pretendía desvirtuar el proceso democrático de moción de censura, tras su nefasta presidencia al frente de la FALP. Avalado por la mayoría, el 11 de enero de 2020 se reunía la Asamblea General de la FALP para debatir la moción de censura, que dió como resultado la salida de Toledo y la proclamación de Miguel Angel Domínguez, como nuevo presidente hasta la actualidad.
La Junta Canaria de Garantías Electorales del Deporte ya había resuelto desestimando el primer recurso de Toledo y fallaba a favor de la FALP y Dominguez, confirmando que todo el proceso se ajustaba a derecho. Pero el expresidente continuaba adelante presentando un contencioso-administrativo, en el que se demandaba la anulación del acto y la consecuencia del mismo, la elección de Domínguez como nuevo presidente de la FALP.
Para ello se alegaba por parte del recurrente la incompatibilidad de Domínguez con otros cargos directivos en entidades deportivas, aclarando el Tribunal que eso no significa su inelegibilidad y, que en todo caso, la incompatibilidad es posterior a la elección del presidente y no antes. Por ese motivo, Domínguez renunciaba posteriormente a dichos cargos, antes de tomar posesión de la presidencia, como marcan las leyes del Deporte y de las federaciones del automovilismo.
Una vez más se ha perdido mucho tiempo, esfuerzo, desgaste y coste económico, en defender a la FALP de los «ataques» de un expresidente que tiene su empeño en desestabilizar el trabajo federativo, teniendo que ser el TSJC el que ponga las cosas en su sitio. Aunque en esta ocasión, al menos no le va a salir barato, su constante sabotaje de la gestión de la FALP.